De Pitágoras a Feynman

Cuando hablamos de la ciencia y todas sus virtudes siempre queda en nuestra mente las imágenes de ciertos personajes; lo cuales, más allá de sus circunstancias y contextos históricos lograron trascender el paso del tiempo a través de su conocimiento. Al pensar en las primeras fuentes del conocimiento debemos remitirnos a las antiguas civilizaciones como Babilonia, Egipto, China o las antiguas civilizaciones americanas Incas o Mayas. Sin embargo, es difícil pensar en algún personaje  representativo de la época. Sin duda alguna cada una de éstas culturas tienen una enorme colección de aportes al conocimiento Universal, es más, de algún punto debemos de partir para empezar a construir lo que hoy sabemos. Tenemos que viajar hasta la cultura helénica para poder encontrar a los primeros símbolos del conocimiento. Personajes como Tales de Mileto, Zenón de Lea o Pitágoras de Samos (en un orden cronológico) serían las primeras fuentes a consultar si hablamos del entendimiento de la naturaleza, del ser humano o de la filosofía misma. 

A través del lenguaje es que tenemos un registro de los eventos que ocurrieron, es la forma en que el ser humano se recuerda a sí mismo. El lenguaje es lo que nos ha traído al punto en el que nos encontramos. A través de la herencia, de maestro a discípulo, es que el conocimiento trasciende, se nutre, de desarrolla y eventualmente crece y se crea uno nuevo. Al aprender de los escritos de nuestros antepasados de alguna manera estamos conectados con aquel maestro, de alguna manera nos volvemos un discípulo hambriento conocimiento, lleno de curiosidad y ¿por qué no? sediento de poder. Porque no podemos ignorar aquel clásico decir popular conocimiento es poder. El tema en si daría para otra entrada al blog, lo dejaré en el tintero para no desviarme de la idea principal de este post: Los personajes del conocimiento.

No todas las culturas tienen la oportunidad de elegir adoptar una nueva forma de pensamiento. A punta de espada la historia del ser humano se ha reducido a decir quién vence a quien. En consecuencia, la conquista de una civilización implica la culturización, el adoctrinamiento y el moldeado de la forma de pensar que le permita al pueblo conquistador mantener ésta relación de dominio sobre el conquistado. Claro está, no en todos los casos podemos hablar de esta adopción forzada de un pueblo a otro, basta con comparar la colonización que se hizo en América Latina y la colonización que se hizo en Estados Unidos. En la primera se trató de moldear al indio al pensamiento europeo (entre otras cosas porque la mano de obra saldría más barata si era local), en la segunda se buscó desplazar y eliminar al indio de éste "nuevo" territorio. 

Hablando de la herencia cultural, la cultura helena fue aquella que predominó por toda Europa. Los griegos crearon una identidad a partir de su cultura, posteriormente adoptada y adaptada por el imperio Romano ésta maduró hasta la desaparición del mismo dando paso a la edad media y con ella el oscurantismo. Es increíble no poder apuntar un solo nombre importante entre Sócrates, Platón y Aristóteles cerca de 1600 años después hasta finales de la edad media. Es como si el ser humano, más preocupado por establecer el poder se preocupara más por la censura que por entender a la realidad. Censura que sufrieron hombres valientes como Copérnico, Brahe o el mismo Galileo; cada uno cada vez con menos severidad. 

Tuvo que pasar mucho tiempo pero el renacimiento fue esa época donde el ser humano despertó y se atrevió a ir más allá. En éste periodo donde se rescataron trabajos de la cultura griega (y no podía ser de otro modo) es que aparecieron más figuras a las mencionadas como Kepler, Leibniz o Newton. Sin dejar de lado a toda esa enorme colección de matemáticos que sentaron las bases de las matemáticas que utilizamos actualmente, estoy hablando de Euler o Cavendish. A estas alturas ya empezamos a hablar de toda la escuela francesa de científicos como Laplace, Laguerre, Lavoisier, Legendre, Poisson (no todos los genios franceses tienen apellidos con L) los cuales influyeron de manera importante en la revolución francesa y  tiempo después Carnot, Joule y Watt iniciarían su propia revolución a partir del estudio de las máquinas térmicas. 

Posteriormente, gracias a las observaciones y experimentos de Faraday llega Maxwell a colocar a la teoría electromagnética en el mapa, para que Edison y Tesla hicieran de las suyas trayendo una de las primeras carreras tecnológicas de la historia. A la par, y como herencia de los termodinámicos, Boltzmann nos abriría el mundo microscópico para dar paso a toda la generación de cuánticos: Planck, Curie, Rutherford, Bohr, Schrödinger, Pauli, Heisenberg, Dirac, Fermi, entre otros tantos. 

Einstein es un tópico a parte, influenciado por los trabajos de Lorentz (y gran parte de los ya mencionados) desarrolló grandes avances en campos como la física estadística, mecánica cuántica y fue el autor de la teoría de la relatividad.

Después de Einstein y la generación de los cuánticos ha habido una transmisión más directa entre el conocimiento del maestro al discípulo. En gran media gracias a la conciencia de la importancia del conocimiento. Recordemos que entre las terribles enseñanzas que nos dejó la segunda guerra mundial es esa reafirmación de que el conocimiento es poder. Por un lado Turing descifrando los códigos alemanes para obtener información estratégica, por otro toda esa gente que junto a Oppenheimer participaron en el proyecto Manhattan: el conocimiento gana guerras.  Durante la guerra fría destaca por mucho al figura de Feynman el cual se convierte en el genio que todo mundo aspira a ser: irreverente, carismático, un genio que rompió el molde.

Cabría mencionar a Hawking como uno de éstos ilustres personajes pero ya habrá tiempo para hablar de él.

El conocimiento se construye como una cadena y cada uno de los eslabones que la conforman tienen una historia que contar. Éste post es el inicio de una colección que pretende hacer tributo a todos esos maestros que nos ha dejado la historia, la historia del ser humano, la historia de la ciencia. No me queda más que agradecer que estés leyendo ésta última oración.




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